Hace un año, en una mesa redonda, me preguntaban por la necesidad real de MELYT.
Mi respuesta daba datos al público para que ellos mismos llegasen a una conclusión. Siempre me gustó aquello de “no dar un pescado, sino enseñar a pescar”.
Analicemos los números disponibles hace un año de la presencia de la mujer en el mundo y en el sector.
Yendo desde lo global a lo particular, en aquel momento los datos reflejaban que las mujeres somos el 51% de la población mundial.
En el sector de la logística, según McKinsey Global Institute, las mujeres representaban en 2020 el 39% de la fuerza laboral en la cadena de suministro a escala global.
En España, a cierre de 2022, solo el 21,64% de los trabajadores de logística son mujeres. La representación de las mujeres en el transporte iba de un 14% en el terrestre, un 20% en el marítimo a un 42% en el aéreo (con mayoría de las mujeres en tripulación, no precisamente en puestos directivos).
No llegábamos a la igualdad en el sector, ni de lejos.
Por otro lado, hay que mostrar el resultado del estudio realizado por BPW España en 2024 en una muestra de más de 20.000 empresas de 91 países: las empresas que tienen al menos un 30% de presencia femenina en altos puestos ejecutivos obtienen un 15% más de beneficios que aquellas que no las tienen.
Ejemplos a cierre 2023, Inditex con Marta Ortega a la cabeza obtuvo un 30% de crecimiento, el Santander un 15% con Ana Botín y Beatriz Corredor en Redeia un 3,7%.
A la vista de esas cifras, la conclusión a la que se llegó: las empresas con mayor porcentaje de igualdad de género son más ricas en todos los aspectos. Por lo tanto, para obtener un sector más igualitario y reforzado a nivel económico, una asociación como MELYT, que impulsa la presencia de la mujer en la logística y el transporte, era necesaria.
Volvamos al presente, las cifras que muestran la presencia de las mujeres en el sector en España no han cambiado significativamente. Seguimos sin igualdad. Seguimos con una oportunidad clara de mejora.
A fecha de hoy, y con la deriva política de algunos países poniendo en duda la conveniencia de las acciones que fomenten la diversidad, MELYT sigue siendo más que necesaria. Queremos una sociedad más justa e igualitaria y una economía más rica a través de la diversidad de género en nuestro sector.
Queda mucho por hacer y, como hice hace un año, os invito a todas y todos a uniros a MELYT y construir juntos un sector mejor, enriquecido y más igualitario.